- El modelo de producción y distribución de un solo uso orquestado por la industria del plástico dificulta a las empresas poder reutilizar las botellas o envases para la distribución de sus productos -reduciendo costes e impactos- y llena nuestras casas de residuos.
- Esta situación está provocando un colapso con graves impactos sobre el medio ambiente, la economía local y la salud de las personas.
Mañana 16 de junio, Día de la Reutilización (Refill Day), la Alianza Residuo Cero, de la que forma parte Ecologistas en Acción, exige reducir drásticamente los envases de usar y tirar. Considera fundamental poner en marcha circuitos de reutilización descentralizados y disponibles para las empresas de alimentación y bebidas, y facilitar a la ciudadanía modelos de consumo residuo cero para comprar con sus propios envases o con envases que puedan devolver al comercio.
En los últimos años se han producido cambios tanto en el consumo como en la distribución que llevan a un mayor aumento en la generación de residuos: aumento de la cuota de compra en supermercados y grandes superficies, disminución de la oferta de productos frescos a granel en supermercados o aumento del consumo de productos precocinados. Buena parte de los envases asociados a estas prácticas son innecesarios y responden estrictamente a necesidades de las cadenas de distribución y venta, y no garantizan el derecho de la persona consumidora a consumir sin producir residuos o produciendo solo los estrictamente necesarios. Hoy día es una odisea hacer una compra sin residuos de envases y embalajes. Los envases, bandejas y envoltorios superfluos se imponen en todo tipo de alimentos, incluidos aquellos que tradicionalmente se vendían a granel como la carne, el pescado o la fruta.
Según nuevos datos aportados por Rezero, entidad que forma parte de la Alianza Residuo Cero, de todo lo se compra en alimentación, el 11 % en peso son envases de usar y tirar. Este dato se ha calculado con los diez productos más consumidos (pollo, jamón york, queso semi, merluza, leche, agua, cola, tomates, patatas y naranjas) en los diez establecimientos con mayor cuota de mercado.
En consecuencia, no es de extrañar que los envases sean una de las principales fracciones de los residuos. La alimentación y las bebidas conllevan la generación de entre el 80 % y el 90 % de residuos de envases, contribuyendo de manera determinante en el aumento en la generación de éstos.
Además, tan solo un 26 % de los envases que se ponen en el mercado acaban recuperándose para volver a ser introducidos en el sistema productivo a partir del reciclaje. Este despropósito provocado por la industria del envasado lo acaban pagando las administraciones locales a partir de los impuestos de la ciudadanía.
En el contexto de un sistema de recogida selectiva y reciclaje de los envases insuficiente, y un modelo de producción y consumo lineal predominante, la Alianza Residuo Cero, de la que forma parte Ecologistas en Acción, exige erradicar la producción de envases de un solo uso totalmente innecesarios, y pide a los gobiernos que impulsen la transición hacia modelos de producción y consumo circulares y de residuo cero.
Esto pasa por: 1) poner en marcha circuitos de limpieza y reutilización de envases de alimentación y bebidas descentralizados; 2) fiscalizar los envases de un solo uso; y 3) facilitar a la ciudadanía comprar a granel con sus propios envases o incentivar la devolución de los envases a partir del depósito.
“Resulta decepcionante que en el Proyecto de Ley de residuos y suelos contaminados, ahora en proceso de tramitación parlamentaria, no aparezcan ni objetivos ni medidas concretas para priorizar la reducción en el uso de envases, ni la reutilización (o rellenado) de los envases de alimentación”, ha declarado Adriana Espinosa, responsable de recursos naturales y residuos de Amigos de la Tierra.
Por todo ello, la Alianza Residuo Cero pide al Gobierno central y a los partidos políticos del Congreso responsabilidad y proyección, que escuchen a la ciudadanía y se fijen en proyectos sostenibles de éxito, que miran, no solo el beneficio económico, sino también el ambiental y social.
Existe una creciente preocupación de la ciudadanía sobre el uso excesivo de envases plásticos desechables utilizados para la distribución de alimentos en los puntos de venta. Algunos ejemplos que demuestran esta tendencia serían el movimiento ‘Desnuda la fruta’, las numerosas compras colectivas que se realizan en todo el territorio y/o la proliferación de comercios de venta a granel que permiten al consumidor realizar una compra responsable y en táper, minimizando la cantidad de residuos.
A la vez, tal como afirma Rosa García, de Rezero, “existen evidencias de las ventajas y la viabilidad de la reutilización de los envases. Un ejemplo paradigmático es el proyecto reWINE que ha identificado las oportunidades y barreras de la reutilización de botellas de vidrio en el sector vitivinícola de Cataluña, a través de datos experimentales que permiten asegurar su viabilidad técnica, ambiental, social y económica”.
La reutilización de botellas de vidrio en el sector vitivinícola podría suponer, solo en Cataluña, un ahorro de más de 100 millones de kg de CO2 equivalentes anuales y 21.756 toneladas de residuos y, reduciría así un 28 % su huella de carbono. Además, ofrece potenciales ahorros económicos para las bodegas, para los municipios (derivados de la ahorro en costes de recogida y tratamiento de botellas que dejarían de gestionar) y oportunidades de creación de puestos de trabajo que fomentan la economía verde, circular, local y con capacidad para promover la reinserción social (sobre todo en el empleo vinculada a la logística y el lavado de las botellas).
Según la Alianza Residuo Cero, «España puede ser un lugar mucho más sano, limpio y justo socialmente si prioriza la reducción de los envases de usar y tirar y la reutilización. Disponemos de instrumentos y medidas estudiadas y probadas. Solo necesitamos voluntad política para lograrlo».